sábado, 1 de octubre de 2016

Entre mares de oro

Quiero caminar entre hayas centenarias para sentirme efímera.
Preferiblemente en otoño, con un mar de oro sobre mi cabeza y otro bajo mis pies  conectados por columnas de plata.
Porque las hayas son los árboles reales más parecidos a los mallorn de Lorien. Quizás seria más correcto decir que Tolkien se inspiró en ellas para crearlos pero en mi mundo primero llegaron los mallorn, con Galadriel y los elfos, y más adelante las hayas.
Si pudiera plantaria, haya a haya, un bosque cerca de casa para que, si no yo, alguien en el futuro pudiera sentirse así. Pero no es posible. Aunque ya tenga pensado el sitio y pueda imaginarme al detalle cómo quedaria.

En Lleida no crecen bien las hayas.
Puedes tener una en el jardin, o en una maceta supongo. Pero no puedes tener un hayedo.
Tenemos demasiado sol y demasiado calor en verano y muy poca humedad ambiental.
Un haya en Lleida sufre. Y si bien los ejemplares adultos podrian vivir aqui... crecer aqui... es otro cantar.
Y, aunque estoy por comprar semillas... y darles unas hermanitas nuevas a mi nogal, laurel, magnolia, ginkgo y mango, tendré que viajar al norte a caminar entre hayas, preferiblemente en otoño.

miércoles, 24 de agosto de 2016

SULTAN

Jo no sóc creient però si de veritat existeixen un cel i un infern, espero que en aquest darrer hi hagi una sala especialment desagradable reservada per als lladres de gossos.
En diem lladres, com si el que s'emporten fos una propietat, jo en dic segrestadors, perquè  el que s'emporten és un dels integrants d'una família.

Si de veritat tenim ànima, aquestos desgraciats no en tenen o l'han perduda. O potser se'ls hi  ha podrit i tant de bo aquesta podridura els cremés per dintre. Que en són d'afortunades aquestes bavoses amb forma humana que jo no pugui ,amb el poder de la meva ment, estimular els seus receptors de dolor a perpetuïtat, que jo no pugui traslladar el dol, la pèrdua, les hores de plors de la família que trenquen i fer-los-hi sentir com a propis en un loop continu fins a la fi dels seus dies.
Quina sort tenen aquestos monstres de la meva carència de poders mentals.

He somiat que el Sultan estava a casa. 
Que un nen de set anys s'aixequi plorant del llit i et digui això et trenca per dintre.
Però el Sultan ha marxat i no tornarà. Segur que és mort perquè si no ja hauria tornat a casa, va seguir dient entre plors.

Quin consol li pots oferir a un nen a qui li han pres el company de jocs i aventures, l'amic que el sortia a rebre i el protegia de tot mal?
Que li pots dir? Que pots fer?

Si ets com jo els hi desitges dolor als sociòpates que li han pres un tros del seu cor d'infant al teu nebot, els hi desitges que el cap se'ls hi esberli com una síndria llençada contra el terra.

L'únic consol que em queda és saber que, de moment, ell no pot imaginar-se com poden arribar a ser d'inhumanes algunes "persones" i que pot seguir creient que hi ha gent bona al món.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Elegía

Oh, botella de colonia
¿Por qué tuviste que romperte?
¿por qué tú?
¿por qué no un plato o una taza?
¿por qué no el bote de la mermelada?

Oh, botella de colonia
¿Por qué has tenido que irte antes de tiempo?
Si querías un final dramático,
¿por qué no esperar a estar casi vacía?
¿por qué irte ahora cuando aún nos quedaba tanto por compartir?


Oh, botella de colonia
Ahora te añoro y en casa todo huele a ti
El colchón huele a ti
El neceser huele a ti
La bolsa huele a ti
Todo menos yo

Yo ya no huelo a ti

martes, 10 de mayo de 2016

Hemos roto el mundo

Mi madre siempre me decía que no leyera tanta ciencia ficción ni mirase tantas "pelis raras" que no me podían hacer ningún bien.
Y en cierto modo tenia razón, la puñetera.
Leer ciencia ficción te da con el tiempo una cierta clarividencia. Hay cosas que las ves venir. Hace unos años, cuando con las amigas empezamos a "ver" patrones en el mundo real que reflejaban futuros que habíamos leido, decidimos elaborar un plan de contingencia, para cuando la civilización tal y como la conocemos se disolviera en polvo y muerte.

Empezó como una broma pero como somos obsesivas se quedó, era una piedrecita más a la que dar vueltas y un tema para las cenas - en las que los que no sabían de qué iba el asunto nos miraban aun más raro que normalmente cuando decíamos cosas como "caballos, necesitamos caballos" sin venir a cuento y los que sí lo sabían ponían los ojos en blanco, hartísimos del tema.

Hace mucho que no hablamos de la lista.
Porque nos asusta y nos deprime.
Porque el mundo está más allá del limite de elasticidad y la sociedad es una bola acelerando cuesta abajo, sin Sísifo que la salve.

Me encuentro últimamente pensando más y más en las palabras del Agente Smith en Matrix. Nuestra especie es una desgracia para el planeta. Debemos ser un error evolutivo.Teniamos un planeta precioso en usufructo y lo hemos convertido en un vertedero, y eso que es el unico sitio en el universo en el que podemos vivir. Miedo me da pensar que habríamos hecho si tuviéramos más de uno.

Cuando era joven, menos cínica y más inocente, pensaba en el futuro como un lugar luminoso en el que nadie pasaria sed ni hambre y todo el mundo tendria acceso a la cultura, la sanidad y las estrellas. Veia Star Trek y su Federación. Veia Trantor y su Biblioteca.

Ahora mi futuro ha perdido su luz. Está lleno del polvo de Mad Max y la separación de clases de Neuromante y Soylent Green. Está lleno de las enfermedades a la carta de Utopia y curiosamente de los desesperados de Los Miserables.

Igual algún que otro Walden 2, bajo tierra o en arcologias estancas podria tirar adelante, pero me da claustrofobia sólo de pensarlo, y , naturalmente, las plazas estarian reservadas para quien pudiera pagárselas.

Y  tengo pesadillas de guerras, de invasores de metal y fuego contra nuestros pijamas y pies desnudos en los que corro rodeada de niños mientras el infierno se desata sobre nuestras cabezas.

jueves, 10 de marzo de 2016

no me preguntes como estoy

No me preguntes como estoy
no me mires con cara de "ay pobre" si me ves por la calle no me digas que tiene que ser terrible, no me digas que lo entiendes, no me preguntes si he ido al médico, si estoy tomando pastillas, si he dormido, si no he dormido, si he ido a yogas esta semana, si he probado con acupuntura, masajes, hierbas, piedras, santeria, pactos con el diablo, agua bendita, o polvo de hadas.

si estoy por la calle es porque quiero vivir el presente por un rato. quiero hablar, quiero ver gente, quiero reirme, quiero olvidar las tareas sin hacer, la vida en stand-by, el caos doméstico detrás de la puerta cerrada.

si estoy por la calle es porque he logrado cerrar la puerta y seguir andando.

si estoy por la calle es porque los hados o los dioses o los alienigenas me han regalado un ratito sin dolor.

no me lo recuerdes. no me recuerdes mis ojeras.no me recuerdes que necesito un corte de pelo(o peinarme). no me hagas pensar en el circulo desnudo en mi cabeza, que no se si volverá a poblarse esta vez.

no hagas planes conmigo. no cuentes conmigo para cosas que no sean aqui o ahora, porque dentro de una hora, un dia, una semana no se si voy a poder ir/estar y pensar en ello no me ayuda.

esto es una fase y pasará, como las otras veces, y volveré a ser yo. y volveré a hacer planes, y volveré a poder comprar entradas anticipadas, y volveré a tener horarios, y volveré a estudiar, y a bailar, volveré a bailar sin preocuparme de nada más.

Pero de momento, si me ves, no me preguntes como estoy.

jueves, 18 de febrero de 2016

como el mar

hoy como tantas otras veces odio este cuerpo que me traiciona, que no puede evitar las olas de dolor que me atontan y me aletargan. Es un dolor que me encoge y me hace pequeñita. Me mete en una crisálida oscura a la que la luz no llega. quiero esconderme pero no puedo y el dolor no para. llega a mi como el mar, atacando mis costas, enemigo eterno de mi raciocinio. cuando la ola llega no puedo pensar, no puedo moverme, no puedo ser. un letargo extraño me vence y cuerdas erizadas aprietan mi cabeza y yo no hago nada, no puedo hacer nada, no puedo ser.y pasan los dias. y pasan las semanas. y el mar nunca cesa de lavar las arenas de mi mente y al final ya no queda nada.no hay colores, no hay risas, no hay musica.y la vida pasa, y la vida sigue, y yo en mi crisálida me quedo atrás, enterrada en las arenas ya muertas de mis pensamientos absurdos.

sábado, 9 de enero de 2016

Decir Adios

Estoy llorando.
Con sentimiento, con lágrimas de las gordas, de las que bajan dibujando caminos por las mejillas.
Estoy llorando porque he acabado de leer un libro.
No es la primera vez que me pasa y sospecho que no será la última.

La primera vez fue con El Señor de los Anillos y mi madre se pensó que me pasaba algo malo cuando me encontró bañada en lágrimas hecha un gurruño en la butaca mientras abrazaba el libro. Lloraba por la sensación de pérdida de todos aquellos seres que conocía hacía ... ¿un mes? y que se habían quedado un trocito de mi alma para siempre.

Esta vez he empezado a llorar cuando me he dado cuenta de que el libro se estaba acabando. No pasaba nada malo ni trágico aparte de el número menguante de páginas aun por leer. Esta vez les digo adios  mientras sigo llorando a amigos que hace una década que me acompañan. Le digo adios a un mundo inverosímil y muy querido, a una ciudad sucia, a un tirano, a unos polis, a un grupo de magos, a trolls, trasgos, enanos, zombies, vampiros, hombres lobos, un ladrón redimido y algún gnomo.

Porque cuando al señor Pratchett se lo llevó la Muerte el año pasado se los llevó a todos de golpe, a un mundo entero de viejos conocidos. Y ahora no puedo saber qué será el joven Sam cuando crezca, ni cómo les irá en la vida a Zanahoria y Angua, o qué le pasará a Ank-Morpork cuando falte Vetinari.

Sólo me queda un libro por delante. Y si decirle adios a la ciudad está siendo un dramón, no quiero ni imaginarme el disgusto que pillaré cuando les diga adios a las brujas.

Y sigo llorando.

Gracias por el Mundodisco Terry Pratchett, aunque ahora me duela horrores decirle adios.

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