sábado, 29 de octubre de 2011

Escribo para no gritar

Es la paciencia una substancia tremendamente elástica. Mientras no es necesaria aguarda acurrucada en un rincón, invisible a todas las miradas y se despliega, manto protector del alma, cuando la situación lo requiere.
Es esa nimia capa entre el mundo y yo lo que mantiene a raya, a duras penas, a mi estupor y a mis ganas de gritar.
La paciencia es un bien escaso. Se destila gota a gota y se evapora demasiado rápido creando situaciones inestables y explosivas.
Entonces, una vez eliminado el filtro socializante, los pensamientos salen de mi sin almibar. Las opiniones en bruto, afiladas como navajas toledanas, decapitan sin miramientos, filetean y mondan. Toda la energia acumulada tras el velo se suelta de golpe, destruyendo las compuertas, convirtiendome de nuevo en una isla.

Awareness

Solo al mirar atrás somos conscientes de esos pequeños fragmentos de nuestro pasado que brillan con luz propia.