jueves, 7 de mayo de 2009

No se llorar

No se llorar.

La angustia, el dolor, el sufrimiento ensucian my alma, agua estancada que se pudre, miasma interior que nada drena. Mi pobre alma quiere brillar pero no puede porque el peso la hunde hasta el fondo de ese pantano oscuro. Y se queda allí, enterrada en el limo, como una piedra tirada desde la orilla.

La angustia, el dolor, el sufrimiento se acumulan dentro de mi, alimentan el agujero negro de mi pecho. Intentan llenarlo de brea, de alquitrán, de lodo. Pero no se puede llenar lo que no tiene fondo. Todo lo que entra en su esfera de atracción es absorbido hacia él de forma inexorable y, en lugar de desaparecer para siempre en su pozo de gravedad, se clava en él. Mi corazón y mis pulmones son atraídos hacia el pozo, la gravedad los estruja. Mi pobre corazón, viéndose amenazado, intenta comprimir todos los latidos que le quedan en un segundo, mis pulmones se rinden, ceden ante la fuerza negra y el aire que yo lucho por inhalar no tiene a dónde ir.
Ya no tengo pulmones.
Ya no tengo alma.
Ya no tengo corazón.

La angustia, el dolor, el sufrimiento, son YO.

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